Hoy en día, gran parte de la gente que nos rodea presenta enfermedades crónicas a causa de una alimentación poco saludable y falta de ejercicio físico, aunque puedan existir otros factores predisponentes. Probablemente muchas de estas personas no conozcan qué patología tienen, por qué la tienen, qué consecuencias pueden tener sobre su salud y qué pautas nutricionales pueden seguir para prevenirlas o mejorarla. A lo largo de este artículo, daremos respuesta a uno de estos aspectos como es que seas consciente y tengas las herramientas y estrategias adecuadas para mejorar tus hábitos alimentarios, y, en definitiva, tu salud
Qué son las enfermedades crónicas
Las patologías crónicas se refieren a enfermedades que duran un período de tiempo prolongado, no desaparece de forma rápida o fácil y pueden empeorar gradualmente con el paso del tiempo. De esta forma afectan a la vida de las personas de diferentes maneras:
– Alteran la apariencia o las capacidades físicas
– Influyen en la independencia
– Causan estrés, ansiedad y enfado
– Dejas de hacer actividades diarias y rutinarias
– Pagas medicaciones y tratamientos costosos
De entre las enfermedades crónicas más prevalentes nos encontramos con aquellas en las que la alimentación juega un papel fundamental tanto en la prevención como en el tratamiento, y son: diabetes tipo II (aumento de azúcar en sangre), dislipemias (colesterol y triglicéridos altos en sangre), hipertensión arterial (tensión arterial elevada) e hígado graso (acumulación de grasa alrededor del hígado).
Herramientas y estrategias nutricionales
La mejor estrategia nutricional para la prevención y tratamiento de las enfermedades crónicas es adquirir unos buenos hábitos alimentarios para llevar un estilo de vida saludable, en definitiva, aprender a comer. No se trata de llevar un régimen o una dieta estricta, sino cambiar nuestra alimentación teniendo los recursos y herramientas para saber qué hacer, pero sobre cómo hacerlo para que sea duradero en el tiempo.
Si padeces algunas de las patologías que hemos comentado anteriormente, te animamos a que cojas papel y boli y anotes las pautas alimentarias y consejos que te vamos a contar.
Te proponemos reducir los siguientes alimentos, ya que van a favorecer el aumento de la grasa corporal, principal factor de riesgo de las enfermedades citadas:
– Alimentos ricos en azúcares añadidos (chocolate, galletas, zumos, golosinas, refrescos, productos precocinados, salsas, bollería, dulces, batidos de sabores, yogures de sabores, postres lácteos, etc.)
– Carnes procesadas – fiambres y embutidos (jamón serrano, jamón york, fiambre de pavo, salchichón, fuet, mortadela, hamburguesas, longaniza, chorizo, etc.)
– Bebidas alcohólicas, refrescos y bebidas energéticas.
– Comida rápida (pizzas, hamburguesas, platos precocinados) y snacks.
¿Y qué te proponemos aumentar y potenciar el consumo? Aquellos alimentos ricos en fibra, proteínas y grasas saludables que nos van a ayudar a reducir el porcentaje de grasa corporal
– Frutas, verduras y hortalizas locales y de temporada, variadas y empleando diferentes técnicas culinarias saludables. Acuérdate de consumir mínimo 5 al día
– Legumbres, cuanta más variedad y frecuencia mejor, al menos 2 a la semana
– Cereales integrales (pan, arroz y pasta integral), según el ejercicio que vayas a realizar
– Frutos secos, hasta un puñadito al día puede ayudar a saciarnos
– Pescados, alternando entre blancos y azules
– Huevos, siendo el alimento proteico de mayor calidad nutricional
– Carnes magras como el pollo y el pavo
– Aceite de oliva virgen extra y aguacate, como grasas saludables
– Agua como opción de bebida
Por último, es importante recordar que además de seguir todas estas pautas nutricionales, no nos podemos olvidar del ejercicio, especialmente el de fuerza, ya que está viene estudiado el efecto “polipíldora” para la prevención y tratamiento de múltiples patologías.
Ahora ya sabes qué hábitos puedes cambiar si en la última analítica del trabajo te ha salido algún valor alterado y antes no te había pasado. Te animamos a que reflexiones sobre aquellos que te faltan por llevar a cabo y reforzar los que ya estás trabajando e interiorizando. Pero recuerda no cambiarlo todo a la vez, márcate objetivos realistas y poco a poco ves avanzando para conseguir que la siguiente analítica, pasados los tres meses, hayan cambiado esos valores.
Destacable:
– La mejor estrategia nutricional para la prevención y tratamiento de las enfermedades crónicas es adquirir unos hábitos alimentarios saludables para llevar un estilo de vida saludable, en definitiva, aprender a comer.
– La grasa corporal es el principal factor de riesgo de las enfermedades crónicas tales como la diabetes tipo II, las dislipemias o la hipertensión arterial
Autora:
Laura Bilbao Cercós
Diestista y nutricionista con un master en couching nutricional
Número de colegiado: CV00288
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