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La alimentación sostenible es aquella que durante su proceso genera un impacto ambiental reducido y procura una buena salud ambiental. Se pueden llevar a cabo acciones a diferentes niveles y contextos, pero te lo hemos resumido en tres para que te seas más fácil.  

1. Come más verduras, frutas y legumbres y menos carnes y lácteos. 

La Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) ha actualizado las recomendaciones dietéticas para la población española y en su último informe ha tenido en cuenta el impacto ambiental de los alimentos. Entre los alimentos con menor impacto ambiental se encuentran las frutas, las verduras, las legumbres y los cereales. Y los alimentos con mayor impacto ambiental el queso curado, la carne roja, los lácteos y los pescados de piscifactoría. ¿Cuáles predominan en tu alimentación?   

Con el fin de “proteger la salud y el planeta” proponen consumir de manera diaria:  

– Al menos, 3 raciones/día de hortalizas 

– 2-3 raciones/día de frutas 

– Un consumo moderado de patatas y otros tubérculos 

– 3-6 raciones/día de cereales, dependiendo de las necesidades energéticas de cada persona, y no más de 4 raciones/día si se necesita restringir la ingesta calórica, priorizando en todo caso los cereales de grano entero y productos integrales 

– Un consumo máximo de 3 raciones/día de lácteos, evitando aquellos con azúcares añadidos y con alto contenido en sal, aunque, debido a su elevado impacto ambiental, se sugiere reducir el número de raciones diarias de lácteos si se consumen otros alimentos de origen animal 

– Un consumo diario de aceite de oliva en todas las comidas principales del día, tanto para el cocinado de los alimentos como para su aliño 

 – Beber tanta agua como sea necesaria, considerándose ésta la bebida principal de una dieta saludable.  

Y de forma semanal: 

– Al menos 4 raciones/semana de legumbres hasta llegar a un consumo diarias 

– 3 o más raciones/semana de frutos secos, hasta un consumo de 1 ración diaria, eligiendo aquellos sin sal ni grasas ni azúcares añadidos 

– 3 o más raciones/semana de pescado, priorizando el pescado azul y las especies con menor impacto ambiental 

– Hasta 4 huevos/semana 

– Un máximo de 3 raciones/semana de carne, priorizando el consumo de carne de aves y conejo y minimizando el consumo de carne procesada 

– Un consumo moderado de patatas y otros tubérculos 

Te animamos a que le eches un vistazo  y leas las consideraciones generales y aspectos a tener en cuenta para una alimentación saludable y medioambientalmente sostenible (Haz clic aquí). 

2. ¿Qué podemos mejora en los hábitos de compra? 

Según el Objetivo de Desarrollo Sostenible número 12 que propone la ONU (Organización de las Naciones Unidas) “los hogares influyen en el impacto ambiental a través de sus hábitos y elecciones dietéticas. Esto, en consecuencia, afecta el medio ambiente a través del consumo de energía relacionada con los alimentos y la generación de residuos”. ¡Así que manos a la obra y toma nota de estos pequeños cambios! 

– Evita el desperdicio alimentario planificando un menú semanal, revisando lo que tienes en la despensa, nevera y/o congelador y elabora una lista de la compra acorde a lo indicado.  

– Realiza una compra semanal y compra las cantidades y tamaños juntos según los miembros que seáis en casa. Y no sucumbas a las ofertas de productos perecederos comprando más de lo que necesitas.  

– Apuesta por productos locales o de proximidad, es decir, productos producidos a una distancia próxima del lugar donde se consumen, generalmente en la misma comarca o país donde se van a vender.  

– Consume frutas y verduras de temporada y a granel. Para ello te animamos a que lleves tu bolsa reutilizable o malla y con ello reduzcas el uso de bolsas y envases de plástico.  

– Evita comprar botellas embotelladas y emplea botellas reutilizables.  

 

3. ¿Qué podemos tener en cuenta a la hora de cocinar y preparar los alimentos?  

– Emplea técnicas culinarias saludables, así como el uso de electrodomésticos con bajo impacto ambiental (microondas u olla a presión) frente a los que requieren más energía (horno) y prestar atención al tiempo de cocinado. 

– Si vas a recalentar un alimento, recalienta en sartén o microondas y evita el horno. 

– Cuando cocines de más, congela las raciones. Si no, convierte las sobras en nuevos platos 

– Congela los productos frescos y platos cocinados que no vayas a consumir para evitar que se estropeen.  

– Cuando prepares tus bocadillos, reduce el film o el albal y usa bolsas de tela “portabocadillos”.  

– Revisa la fecha de caducidad y fecha de consumo preferente. La primera se refiere la fecha a partir de la cual el alimento ya no es seguro. Y la segunda hace referencia a cuando un alimento pierde sus características organolépticas.  

 ¿Aún podemos hacer más desde casa? ¡Claro! 

Existen diferentes aplicaciones y proyectos para no desperdiciar comida que permiten poner en contacto a locales de todo tipo (bares, restaurantes, panaderías, pastelerías…) que disponen de comida en buen estado, pero de difícil salida por no estar recién hecha o próxima a la fecha de caducidad. Se trata de un punto de conexión entre comercios y consumidores para dar salida a los excedentes de comida a precios reducidos. 

Súmate al movimiento Meatless Monday o “Lunes sin carne”. Es parte de la iniciativa estadounidense Healthy Monday, la cual alienta a tomar decisiones más saludables al comienzo de cada semana. El lunes es el primer día laborable en el que volvemos a la rutina y se establece como un recordatorio semanal para reiniciar hábitos saludables tras haberlos podido olvidar o reemplazar por otros menos saludables el fin de semana.  Con ello conseguimos el cuidado del medio ambiente, el bienestar animal, mejorar la salud y la del planeta.  

 Espero que todas estas acciones las puedas llevar a cabo en tu día a día y con ello promuevas una alimentación y agricultura sostenible y consigas aproximarte a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) para el año 2030.