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Existe mucho contenido respecto a la figura del líder, y a las características que ha de tener para implantar un correcto liderazgo y que todo fluya mejor en la organización, en el departamento o en la gestión de un proyecto. Y bien es cierto también, que poco se habla de como ser un buen colaborador o un buen integrante de equipo; esto será muy probablemente porque exista una vaga concepción de que la responsabilidad recae exclusivamente sobre el líder, y si bien es cierto, que en un porcentaje elevado es así, pero para que las cosas funcionen ha de existir un proceso de corresponsabilidad.

Aclarado esto, y liberados por tanto – los líderes – de ese pequeño peso al menos, tienes que tener claro que tu expectativa como líder en muchas ocasiones se puede ver frustrada por tener los estándares muy elevados, y quizás por pretender que tu equipo de trabajo sea algo que no es. A todos, quizás, nos encantaría disponer de un equipo compuesto de galácticos que saben coordinarse de forma correcta, que trabajan en equipo, que tienen una elevada motivación y que proporcionan resultados de éxito constantemente. Pero en la gran mayoría de ocasiones, no es así; pues solemos tener equipos compuestos por gente normal, que tienen sueños más allá del trabajo, que se equivocan, que se despistan, que se retrasan, que se cansan…en definitiva seres humanos como tu y como yo.

Todo esto parece obvio, pero cuando nos enfrentamos a una posición de liderazgo, muchas veces lo olvidamos, y nos frustramos, por disponer de unas expectativas que no son las adecuadas. Pero esto no implica, que seamos conformistas, esto más bien nos ha de obligar a ser más inconformistas aún así cabe, con el contexto y con nosotros mismos. Aquí está verdaderamente, uno de los grandes retos de un líder, que es el de sacar la mejor versión de cada uno de sus integrantes, conociendo a la vez cuales son los límites que esa persona tiene.

Si te preguntaras cuales son las expectativas que tienes en tu equipo de trabajo, puede que algunas respuestas estuvieran relacionadas con la lealtad, la confianza, la comunicación…En definitiva, es lo lógico, o al menos son aspectos que podríamos esperar todos y cada uno de nosotros. Pero lo más importante aquí, es la comunicación. Pues los colaboradores de un equipo de trabajo, han de conocer muy bien qué es lo que se espera de ellos, cual va a ser el motivo que a ti como líder te va a hacer sentir satisfecho y orgulloso.

Y dejando atrás algo tan obvio, como que hay que decir cuales son las expectativas que uno tiene, me gustaría reseñar cuales son los pilares que deberían sostener a un equipo de trabajo, y donde todo líder ha de focalizar parte de su esfuerzo. El primero de todos ellos es la autonomía. Pues tenemos que lograr que un equipo de trabajo, esté conformado por profesionales autónomos que se desenvuelvan solos y que acudan a su responsable, solamente cuando lo necesiten de verdad. Y este comportamiento – que pasa por evadir el paternalismo de la gestión – lo podemos cambiar con nuestra actitud como líderes, propiciando un modelo de trabajo donde el equipo asuma la responsabilidad.

Y es ésta, el segundo pilar, la responsabilidad. Ya que como líderes, debemos propiciar un sentimiento de responsabilidad por el mero hecho de ser un integrante del equipo. Ya que formar parte de algo, es una aspiración “muy humana”, pero conlleva responsabilidades con el conjunto del equipo de trabajo. Así que hemos de focalizar parte

 

de nuestros esfuerzos, en que exista un compromiso mayor, que pasa por entender que formamos parte de algo más grande que cada uno de nosotros, que es el equipo.

Otro de los pilares clave deben ser los resultados, pues no solo vale con “llevar la camiseta” sino que también es necesario que el equipo genere resultados de éxito. Y como se puede deducir, existe una clara interrelación entre todos los pilares, ya que si propiciamos un equipo de trabajo conformado por profesionales que se mueven con autonomía, asumen mucho más la responsabilidad de formar parte del equipo, y estarán de este modo, mucho más alineados con la consecución de los objetivos.

Y por último, y no menos importante, querría reseñar que la motivación es un plus, pues si logramos que el equipo mantenga de forma sostenida la motivación, habremos logrado que exista un círculo virtuoso. Siendo la motivación un aspecto que está ligado con el propósito. Así que si queremos mantener la motivación de nuestra gente en el tiempo, no hay mejor forma que ayudarles a reencontrarse con el propósito que les hizo escoger esa profesión, entrar en esa organización o dedicarse a lo que se dedican; pues ese será el eje motor de esa carrera de fondo, llamada gestión de personas.

Así que cuidado con las expectativas que tienes en el equipo, se realista, comunica de forma transparente lo que esperas de cada uno de ellos, y atiende a cuestiones que son básicas, como dar autonomía, para ejercer responsabilidad que se transforme en resultados, y que haga que el equipo se sienta más motivado a pesar de que el tiempo pase. Espero que tengas mucho éxito en este camino.