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Los problemas a los que se enfrenta el ser humano actualmente son muy diferentes a los que se enfrentaba hace cuarenta millones de años. En la actualidad, nos enfrentamos a proyectos complejos, a un jefe con buenos y malos días, a un horario muy acotado por las obligaciones, al tráfico, a las responsabilidades personales y profesionales… Pero ya no tenemos los peligros de ser devorados por nuestros depredadores, ni tenemos que salir a buscar comida… Vivimos en un mundo muy cómodo y de fácil acceso a nuestras necesidades básicas, pero nuestro cerebro en cambio, sigue teniendo como misión la supervivencia. A nuestro cerebro no le importa lo más mínimo nuestro cargo, nuestro sueldo o la casa que tengamos, lo que le importa es mantenernos a salvo hasta la hora de acostarnos. Así como muchos animales desarrollaron alas para volar o maneras de respirar bajo el agua, el desarrollo humano ha sido principalmente intelectual, debido a que, gracias a nuestro intelecto, no necesitamos desarrollar tanto nuestro cuerpo como nuestra mente. Y es con este funcionamiento como, a pesar de nuestra estructura básica cerebral, los seres humanos evolucionamos para adaptarnos al entorno. Saber cómo funciona nuestra mente nos puede ayudar a mejorar nuestro liderazgo. 

Por suerte, la ciencia ha logrado grandes avances en conocer la manera cómo funciona el cerebro humano, llegando a conclusiones significativas para entenderlo. La teoría más aceptada por su forma de aplicarse en la vida real es la que muestra nuestra mente dividida en dos partes: la mente consciente y la mente inconsciente. La primera, es en la cual desarrollamos directamente la inteligencia intelectual y mediante la cual adquirimos los conocimientos. Donde somos conscientes de lo que somos, sentimos y hacemos. La segunda, es la mente emocional, aquella que divaga y se deja llevar por los gustos, los deseos y los hábitos adquiridos. Si os dijera que mientras estás leyendo este artículo hay más de cuatro mil millones de personas divagando por el mundo en su mente inconsciente probablemente no te lo creerías, pero sorprendentemente es así.

“El cerebro es un órgano maravilloso. Empieza a trabajar cuando te despiertas y no para hasta que llegas a la oficina” Robert Frost.

Personas en las oficinas trabajando inconscientemente y haciendo siempre lo mismo, conductores conduciendo en modo “automático”, otros trazando siempre el mismo trayecto… Lo cierto es que el 95% de nuestro tiempo lo ocupa nuestra mente inconsciente, y es ésta, la que más poder tiene en nuestras decisiones y conductas. Teniendo en cuenta esto, sería bueno empezar a trazar un camino para ganar terreno a nuestra mente consciente y empezar a entrenarla. El liderazgo actual precisa de consciencia.

Entrenar nuestra consciencia es entrenar nuestra atención. Y esto no es fácil porque nuestra atención es selectiva y consume mucha energía. Sabemos que aprendemos más fácilmente con lo nuevo, lo diferente y lo rápido, así vivimos sobre estimulados de forma constante con el móvil y el mail. Por tanto, introducir estrategias conscientes para aprender a dirigir la atención a aquello que es importante, mejorará nuestra toma de decisiones y nos hará ser más eficientes y felices en el trabajo.

Hábitos

Resultará imprescindible gestionar de manera adecuada nuestros hábitos para poder hacernos conscientes de nuestros propios procesos y conseguir identificar las pautas conductuales que potencian mi liderazgo y no me lo limitan. Para adquirir nuevos hábitos primero deberé cuestionarme mi manera de pensar a la hora alcanzar mis objetivos o metas, la motivación que me mueve hacia ellos, así como el nivel de estrés que tolero cuando afronto mis tareas y actividades diarias.

Lenguaje

Esta gestión de los pensamientos que tenemos está vinculada a la utilización del lenguaje, es decir nuestro diálogo interno: que nos decimos a nosotros mismos y que transmitimos a los demás a través de la comunicación. A través de ella podremos modificar nuestro pensamientos y a la postre como nos sentimos.

Emociones

Cuando somos capaces se saber como nos sentimos en determinadas ocasiones e identificar lo que nos molesta tendremos en nuestro poder una de las herramientas más potentes para liderar: la oportunidad de mantener la serenidad en los momentos complicados y no actuar impulsiva y precipitadamente. Tomaremos el control de ese cuarto de segundo entre lo que sucede y nuestra reacción, tomaremos las riendas de la mente inconsciente y la transformaremos en consciente. Seremos capaces de bajar el volumen de nuestras emociones cuando sea necesario y estaremos en óptimas condiciones para tomar decisiones.

Relaciones sociales

Todo este proceso nos conducirá al dominio de las relaciones sociales, aspecto fundamental del liderazgo. Lo que verdaderamente marca la diferencia en el éxito de las organizaciones no es la tecnología o el producto sino las personas y sus relaciones. Tan importante es atraer el talento adecuado como fomentar el desarrollo de ese talento a través de la mejora continua, y para ello, el liderazgo tiene mucho que aportar. Dedicar un tiempo de calidad con tu entorno proporciona las bases para una organización sana y de bienestar.

 

Autor: 

Francesc Porta Nuñez
Master en couching directivo deportivo y psicologia de alto rendimiento
Licenciado en psicologia y postgrado en gestión de Recursos Humanos

Número de colegiado: 26629