El estado de salud y bienestar en la población mundial nos confirma que los problemas de salud mental serán la principal causa de discapacidad en el mundo en 2030. En España, los datos tampoco son demasiado alentadores, según la última publicación de la Confederación de Salud Mental Española de marzo de 2021, el 46% de la población española manifestó un aumento de malestar psicológico durante el último año y 6,7% está afectada por la ansiedad, exactamente la misma cifra de personas con depresión. Provocando un aumento nunca visto en el consumo de ansiolíticos y de antidepresivos. Además, si sólo tenemos en cuenta la franja de edad entre 15 y 29 años, las cifras son escandalosas, hasta el 30% han sufrido algún tipo de trastorno mental en el último año. A todo esto, entre el 11% y el 27% de los problemas de salud mental en España pueden atribuirse a las condiciones de trabajo.
Estos datos coinciden con la Encuesta Nacional sobre Condiciones de Trabajo del Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo (INSHT) que afirma que siete de cada diez empleados tienen algún problema de salud, fundamentalmente estrés, ansiedad o nerviosismo. Es evidente que con estos datos podemos deducir que nuestras organizaciones están enfermas. Las empresas son el reflejo de nuestra sociedad, en mayor o menor medida. Y, en consecuencia, tienen parte de responsabilidad como vemos. También es evidente que si queremos resultados a medio- largo plazo estamos obligados a sanar nuestra empresa. Claro esta que, para ello, el principal protagonista es el empleado. Éste debe desarrollar recursos y estrategias propias para hacer frente a las diferentes situaciones cuidando su estilo de vida y velando por su bienestar, pero sin lugar a duda, la empresa puede facilitar ese proceso de desarrollo personal.
Instituciones gubernamentales, asociaciones y centros de investigación han desarrollado estudios, estrategias y planes para velar por la salud y el bienestar en el entorno profesional. Aún así si para adaptarlos y transformar nuestra organización en una empresa sana y rentable, es primordial que nuestro plan contenga programas de liderazgo transversal; que propicien la flexibilidad y la agilidad necesaria en entornos saludables y de confianza para potenciar las aportaciones de los colaboradores.
La importancia del liderazgo ya queda recogida en la misma declaración la definición de la Organización Mundial de la Salud que define un entorno de trabajo saludable como aquel en el que los trabajadores y directivos colaboran en utilizar un proceso de mejora continua para proteger y promover la salud, seguridad y bienestar de los trabajadores y la sustentabilidad del espacio de trabajo. No nos servirá de mucho tener un buen plan de prevención y salud sino lo trabajamos desde una perspectiva más amplia, como un elemento de mejora de la salud integral de las personas y de la organización.
Nuestro plan debe ir de la mano de los comportamientos culturales de los lideres de cada organización, sólo así podemos conseguir los resultados esperados. Impulsar programas para que los managers sean capaces de:
– Conocer profundamente a su equipo para adaptar las tareas a las cualidades de cada uno y así impulsar un rendimiento óptimo, clarificando roles y responsabilidades.
– Motivar a través del trabajo por objetivos reasignando las cargas de trabajo ágilmente, facilitando la flexibilidad horaria y de los espacios de trabajo.
– Promover una comunicación transversal y transparente, tanto en remoto como en presencial.
– Aprovechar la tecnología como medio para innovar en nuevas formas de trabajo.
– Utilizar el feedback como herramienta de desarrollo personal y profesional.
– Aplicar una política de tolerancia cero respecto del acoso, la intimidación o la discriminación.
– Empoderar a los colaboradores proporcionando la autonomía o el apoyo necesario en función de la madurez y de la situación a afrontar.
– Fomentar la conciliación entre la vida laboral y personal, promoviendo hábitos de vida saludables: salud emocional y física, alimentación…
– Velar por la salud emocional dentro y fuera de la organización.
Formar y acompañar a los managers en el desarrollo de todos estos comportamientos es imprescindible para que crear un entorno de trabajo saludable que nos permita proporcionar los mejores recursos personales de salud para nuestros empleados y su entorno. Con ellos, multiplicaremos exponencialmente el resultado de acciones como: campañas de alimentación sana, habilitar instalaciones para hacer ejercicio o descuentos para el gimnasio, ofrecer servicios de salud y de apoyo psicoemocional para el colaborador y su familia, proporcionar alimentos saludables, habilitar zonas como office, organizar encuentros o tantos otros que podemos realizar. Conseguir que nuestros líderes sean los catalizadores de la transformación que necesitan nuestras organizaciones debe ser el objetivo. A través de ellos, no sólo podemos conseguir integrar el concepto de bienestar físico y mental, sino que abriremos la oportunidad de alcanzar nuestro máximo potencial aportando nuestro grano de arena para una sociedad más sana. Ya lo dijo Einstein: “Dar ejemplo no es la mejor forma de influir en los demás, es la única”.
Autor:
Francesc Porta Nuñez
Master en couching directivo deportivo y psicologia de alto rendimiento
Licenciado en psicologia y postgrado en gestión de Recursos Humanos
Número de colegiado: 26629
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