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El mundo de hoy en día, donde las demandas son altas y el ritmo es frenético, la capacidad de retener y recuperar información relevante es más importante que nunca. El estrés crónico puede afectar negativamente nuestra memoria, dificultando la concentración y la toma de decisiones efectivas. Sin embargo, mediante técnicas de entrenamiento de la memoria, podemos contrarrestar estos efectos adversos y fortalecer nuestra capacidad para manejar el estrés de manera más efectiva. 

La causa de que el estrés afecte a la memoria es que el estrés crónico puede afectar negativamente el hipocampo, reduciendo su tamaño y alterando su función, esta región de nuestro cerebro es precisamente la pieza fundamental para la consolidación de la memoria. 

El cortisol, la hormona que genera nuestro organismo en situaciones de estrés, tiene un impacto directo en el hipocampo. Niveles elevados de cortisol pueden dañar las células nerviosas y dificultar la formación de nuevos recuerdos. 

Efectos en los distintos tipos de Memoria: 

Memoria a Corto Plazo: El estrés puede dificultar la retención de información reciente. Cuando estamos estresados, nuestra capacidad para concentrarnos y retener detalles se ve comprometida. 

Memoria a Largo Plazo: El estrés crónico puede interferir con la consolidación de la memoria a largo plazo. Los recuerdos no se almacenan de manera eficiente, lo que afecta nuestra capacidad para recordar eventos pasados. 

Memoria Operativa: Esta es la memoria que utilizamos para tareas diarias, como seguir instrucciones o recordar números de teléfono. El estrés puede dificultar nuestra agilidad mental en estas situaciones. 

El efecto no solo va en un sentido, si el estrés afecta a una peor memoria, la memoria también juega un papel fundamental en nuestra capacidad para manejar el estrés y mantener una buena salud emocional. Un entrenamiento efectivo de la memoria no solo mejora nuestra capacidad para recordar información y completar tareas, sino que también fortalece nuestra resiliencia emocional al equiparnos con herramientas cognitivas para enfrentar desafíos y adversidades. 

La memoria, como otras habilidades, puede ser entrenada. El entrenamiento de la memoria puede abarcar una variedad de técnicas y ejercicios diseñados para mejorar diferentes aspectos de la función cognitiva. Estos pueden incluir desde ejercicios simples de memorización y repetición hasta técnicas más avanzadas, como la asociación de ideas o el neurofeedback. 

Aquí te proponemos algunos cambios fáciles que puedes incorporar en tu rutina diaria para comenzar a mejorar tu memoria: 

– Cambiar el ratón del ordenador: 

Si estás acostumbrado a usar el ratón con una mano específica, intenta cambiarlo al lado contrario. Esto ayuda a estimular diferentes patrones de pensamiento y activas áreas cerebrales no utilizadas con frecuencia. 

– Comer Alimentos Diferentes: 

Explora nuevos sabores y texturas. Intenta identificar los ingredientes en tus comidas. Esto estimula el paladar y también ejercita la memoria. 

– Actividades Físicas: 

Caminar, nadar, bailar o cualquier otra actividad física regular beneficia tanto al cuerpo como al cerebro. El ejercicio aumenta el flujo sanguíneo al cerebro y mejora la concentración. 

– Teatro o Danza: 

Participar en actividades que requieren memorización, como aprender un guion para una obra de teatro o practicar pasos de baile, estimula la memoria y la creatividad. 

– Usar la Mano No Dominante: 

Si eres diestro, intenta realizar tareas sencillas con la mano izquierda. Esto crea nuevas conexiones neuronales y desafía al cerebro. 

– Socialización: 

Sal con amigos y familiares. La interacción social estimula el cerebro y mantiene la mente activa. 

– Aprender Nuevas Actividades: 

Tocar un instrumento musical, estudiar un nuevo idioma o explorar la pintura son excelentes maneras de mantener el cerebro en forma. 

Además de mejorar el rendimiento laboral, el entrenamiento de la memoria también puede tener beneficios significativos para el bienestar emocional. Al fortalecer la capacidad de recordar información relevante y manejar eficazmente el estrés, nos sentimos más seguros y competentes en nuestro desempeño, lo que a su vez puede reducir la ansiedad y promover una mayor satisfacción personal.