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A nadie se le escapa que vivimos en la era digital y que la constante conectividad puede ser una espada de doble filo, especialmente cuando se trata de nuestra salud emocional en el entorno. La desconexión digital se podría definir como “la práctica de desconectar de dispositivos electrónicos y medios de comunicación digital durante períodos específicos”, surge como un antídoto vital para contrarrestar el estrés y promover el bienestar emocional. 

La tecnología ha mejorado enormemente la eficiencia y la comunicación tanto en entornos profesionales como personales, pero también ha dado lugar a una cultura de disponibilidad de atención a los demás, constante. Los continuos correos electrónicos, mensajes de texto y notificaciones de redes sociales nos siguen durante 24h al día, haciéndonos perder la capacidad de parar o al menos ralentizar el funcionamiento de nuestra mente. Esta intrusión constante nos puede llevar a niveles elevados de estrés, agotamiento y dificultades para desconectar del entorno y conectar con nosotros mismos, lo que a su está  afectando cada vez más negativamente a nuestra salud. 

La desconexión digital ofrece una solución efectiva a este dilema moderno. Al establecer límites claros para el uso de dispositivos, tanto para el uso laboral como para el uso personal, podemos restaurar el equilibrio y proteger nuestra salud emocional. Esto implica establecer períodos regulares de desconexión, como pueden ser: 

– Apagar los dispositivos electrónicos después de cierta hora por la noche 

– Encenderlos por la mañana sólo después de haber realizado las rutinas matutinas (higiene, desayuno, orden antes de salir de casa o empezar a trabajar desde casa). 

– Los fines de semana, dedicar el mínimo tiempo mínimo a realizar actividades que involucren pantallas. 

– Dejar los dispositivos en casa al salir a dar un paseo. 

– Desconectarlos cuando estás compartiendo tiempo con otras personas. 

– Desconectarlos cuando estás leyendo, limpiando, comprando, 

Con estas pequeñas acciones conseguimos que nuestra mente se relaje, se recupere y se rejuvenezca, lo que nos ayuda a abordar mejor los desafíos laborales con claridad y perspectiva renovada. 

Desconexión y ambiente laboral 

Además de los beneficios individuales, la desconexión digital también puede tener un impacto positivo en el ambiente laboral y social en general. En el plano laboral. al promover una cultura que valora el equilibrio entre el trabajo y la vida personal, las organizaciones pueden fomentar la productividad, la creatividad y la satisfacción de los empleados. Al alentar a los empleados a desconectar durante su tiempo libre, se reconoce y se respeta su necesidad de descanso y recuperación, lo que a su vez fortalece el compromiso y la lealtad hacia la empresa. En el plano personal, aprender a poner el foco de atención en una sola cosa nos ayuda a reducir el ruido mental y a mejorar nuestra capacidad de concentración y disfrute de las cosas grandes y pequeñas que forman parte esencial de nuestra vida y que se escapan a nuestra atención por ese exceso de actividad y dispersión mental, que no es exclusiva, pero a la que contribuye poderosamente la conexión digital. 

 La desconexión digital es un componente esencial de la salud emocional en la era digital. Al establecer límites claros y tomar medidas para desconectar de manera regular, podemos proteger nuestra salud mental, promover el equilibrio entre el vida virtual y vida real, así como aprovechar para cultivar entornos laborales más saludables y productivos para todos.