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El gluten, una proteína que se encuentra en el trigo, la cebada y el centeno, desencadena una respuesta inmunitaria en las personas con enfermedad celíaca. Esta respuesta daña las vellosidades del intestino delgado, lo que dificulta la absorción de nutrientes esenciales. 

La ingestión de gluten se ha relacionado con una variedad de trastornos clínicos, denominados trastornos relacionados con el gluten, que han surgido gradualmente como un fenómeno epidemiológicamente relevante.  

La enfermedad celíaca es una enfermedad autoinmune crónica y multiorgánica que afecta al intestino delgado en personas genéticamente predispuestas y se precipita por la ingestión de gluten. Es más que simplemente una intolerancia al gluten. Se trata de una afección crónica y puede causar una serie de síntomas y complicaciones si no se maneja adecuadamente. 

 Históricamente, solía ser conocida como esprúe celíaco, enteropatía sensible al gluten o esprúe no tropical.  

 La dermatitis herpetiforme (DH) es una manifestación cutánea de la EC caracterizada por grupos herpetiformes de pápulas urticadas pruriginosas y vesículas en la piel y depósitos granulares de IgA en las papilas dérmicas. Las lesiones cutáneas generalmente se despejan con la retirada del gluten, pero no en todos los adultos. 

 

Factores epidemiológicos: 

Prevalencia: La prevalencia de la EC ha aumentado significativamente en los últimos 50 años. Ha habido un aumento sustancial en el número de casos nuevos, en parte debido a mejores herramientas de diagnóstico. 

La prevalencia varía significativamente según la región geográfica y la población estudiada. Se estima que afecta aproximadamente al 1% de la población mundial.  

Factores de riesgo genéticos: La enfermedad celíaca tiene una fuerte predisposición genética. Se asocia principalmente con los alelos HLA-DQ2 y HLA-DQ8. Los individuos que tienen uno de estos alelos tienen un mayor riesgo de desarrollar la enfermedad, aunque no todos los que los tienen desarrollan la enfermedad. 

Edad de inicio: Puede  desarrollarse a cualquier edad, desde la infancia hasta la vejez. Sin embargo, se observa un pico en el diagnóstico durante la infancia y otra incidencia significativa en adultos jóvenes. Más del 70% de los nuevos pacientes son diagnosticados por encima de los 20 años. Algunos de estos adultos probablemente hayan tenido la enfermedad no detectada desde la infancia; en otros casos, han contraído la enfermedad en la edad adulta. El riesgo de tener EC es mucho mayor en individuos con diabetes mellitus tipo 1 y otras enfermedades autoinmunes, síndrome de Down y una serie de otras enfermedades asociadas. 

 

Sexo: La enfermedad celíaca afecta a ambos sexos, aunque se ha observado una ligera predominancia en mujeres en algunas poblaciones. La proporción de mujeres a hombres varía de 1:3 a 1,5:1. 

Factores ambientales: Si bien la predisposición genética es un factor importante en el desarrollo de la enfermedad celíaca, se cree que factores ambientales, como la introducción temprana de gluten en la dieta, la lactancia materna y la exposición a infecciones virales, pueden desencadenar o influir en el desarrollo de la enfermedad en individuos genéticamente susceptibles. 

 

¿Cuáles son los síntomas de la enfermedad celíaca?  

Pueden variar ampliamente de una persona a otra. Algunas personas experimentan problemas digestivos como diarrea, dolor abdominal y gases. Otros pueden experimentar fatiga, irritabilidad, dolor en las articulaciones o incluso erupciones cutáneas. En los niños, la enfermedad celíaca puede afectar al crecimiento y al desarrollo.

 

La mayoría de las personas con enfermedad celíaca tienen uno o más síntomas antes de que se les diagnostique y comience el tratamiento. Los síntomas generalmente mejoran y podrían desaparecer después de que la persona comienza a comer una dieta sin gluten. Los síntomas podrían reaparecer si la persona consume pequeñas cantidades de gluten. 

La enfermedad celíaca puede tener complicaciones si no se diagnostica y trata adecuadamente. Puede aumentar el riesgo de osteoporosis, anemia, problemas neurológicos e incluso ciertos tipos de cáncer. 

¿Cómo se diagnostica la enfermedad celíaca? El diagnóstico generalmente comienza con análisis de sangre para detectar ciertos anticuerpos asociados con la enfermedad. Si los resultados son positivos, se realiza una biopsia del intestino delgado para confirmar el diagnóstico. Es importante no comenzar una dieta sin gluten antes de hacerse las pruebas, ya que esto puede afectar los resultados. 

Por suerte, con el diagnóstico y manejo adecuado, muchas personas con esta enfermedad pueden llevar una vida plena y saludable.  

Tratamiento 

Es fundamental trabajar con un equipo médico especializado, que incluya un dietista, para aprender a manejar la enfermedad y garantizar una nutrición adecuada. 

Los médicos tratan la enfermedad celíaca ayudando a las personas a seguir una dieta sin gluten. 

Evitar medicamentos y otros productos que podrían contener gluten 

Además de recetarle al paciente una dieta sin gluten, se le indicará que evite todas las fuentes ocultas de gluten: 

– suplementos herbales y nutritivos 

– medicamentos recetados y de venta libre 

– vitaminas y suplementos minerales 

Los medicamentos son fuentes poco comunes de gluten. Incluso si el gluten está presente en un medicamento, es probable que sea en cantidades tan pequeñas que no cause ningún síntoma. 

Otros productos pueden ser fuentes ocultas de gluten.. Los productos que pueden contener gluten incluyen: 

– plastilina para niños, como Play-Doh 

– cosméticos 

– lápiz labial, brillo labial y bálsamo labial 

– productos para la piel y el cabello 

– pasta de dientes y enjuague bucal 

 En resumen, la enfermedad celíaca es más que una simple intolerancia al gluten. Es una afección crónica que requiere un manejo cuidadoso a lo largo de toda la vida. Pero con el diagnóstico adecuado, el tratamiento y el apoyo adecuados, es posible vivir bien con la enfermedad celíaca y disfrutar de una buena calidad de vida. Si tienes síntomas que podrían estar relacionados con la enfermedad celíaca, no dudes en hablar con tu médico para obtener más información y orientación.